"El proceso de descolonización precisa de muchas voluntades, no solo de los dominados"

Conversamos con José Antonio González Alcantud, Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada y Académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, quien afirma que los estudios descoloniales culpan a Europa, cuando "en la actual fase de descolonización estamos todos convocados, tanto ex-colonizados como ex-colonizadores."

José Antonio González Alcantud impartió en la Fundación Euroárabe el Seminario "Epistemologías del Sur y Estudios Poscoloniales" del 14 al 18 de mayo. Este seminario se desarrolló en el marco del Máster "El Islam hoy" de la Universidad de Granada y la Fundación Euroárabe de Altos Estudios.

Presentamos aquí la entrevista realizada al Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada José Antonio González Alcantud, en la que realiza un análisis de la situación actual de los estudios poscoloniales, que distingue claramente de lo descolonial. También explica las claves de las Epistemologías del Sur, y sus implicaciones en el ámbito universitario, y establece las bases para una descolonización real del imaginario. 

Según el Catedrático y Académico, para poder llegar a una descolonización del imaginario, hay que estar en una posición de alerta epistemológica que permita un análisis en profundidad: "Existe una complejidad en el fenómeno colonial, que no podemos circunscribir solamente a la relación dominante-dominado."

  • ¿Decolonial o descolonial?

Desde hace 30 años vengo realizando un trabajo epistemológico acerca de la perspectiva que se puede obtener desde países que nosotros llamamos sureños, como es el caso de Marruecos, a veces América Latina…, que frente al poder académico metropolitano, de las metrópolis coloniales, alzan sus propias maneras de conocimiento.

El distanciamiento del término "decolonial", cuya utilización me parece un barbarismo, es el partir de una epistemología seria, que procede de la escuela de Pierre Bourdieu y de Michel Foucault. Esta es una epistemología plural, que considera que la relación dominante-dominado que produce el colonialismo no es una relación unívoca.

Es decir, no existe un sistema mundial, una especie de conspiración ante la colonización, de la cual serían víctimas  los colonizados. Sino que hay, en ese sistema, una colaboración y una complicidad entre colonizados y colonizadores, como se ha manifestado en numerosos episodios a lo largo de la historia.

  • Complejidad del fenómeno colonial

Existe una complejidad en el fenómeno colonial, que no podemos circunscribir solamente a la relación dominante-dominado. Es lo que, hoy por hoy, está haciendo la “tercera ola” del movimiento poscolonial, que primero fue un movimiento aupado, en los años 80, al modernismo; luego estuvo ligado a los departamentos de literatura en las universidades británicas, encabezado por profesores de origen indio.

En esta tercera fase, el movimiento se ha empobrecido notablemente, estando representado por profesores de origen latinoamericano radicados, fundamentalmente, en universidades norteamericanas. Estos han reducido la epistemología al mínimo vital, con lo que difícilmente puedo coincidir con ese movimiento.

  • Poscolonial y descolonial

El movimiento poscolonial es un movimiento posterior al colonialismo: el colonialismo finaliza en torno a los años 60, mientras que el poscolonialismo comienza a adquirir notoriedad, sobre todo, en los años 80.

Este movimiento era de análisis discursivo de la realidad colonial. Por lo tanto, no tenía objetivos políticos; solamente, intelectuales: analizar la realidad colonial a través de la literatura y de las diferentes realidades culturales que se entendía que eran manifestaciones de dominación y, que, por tanto, había que analizar críticamente.

Lo que actualmente se entiende como idea descolonial es una prolongación de los estudios poscoloniales, que tendría una orientación, sobre todo, política. No le interesarían tanto los análisis, en sí, del campo literario, artístico o cultural, sino la idea latente de hacer una programación política que armase intelectualmente movimientos emergentes de diferentes países del llamado Tercer Mundo o mundo colonizado.

Por lo tanto, no existe ningún punto de comparación entre los estudios poscoloniales y esta otra corriente, que además fue sumamente pobre en lo intelectual frente a la anterior.

  • Epistemologías del sur y descolonialidad

Aquí la paradoja reside en el poder de lo autóctono. Clifford Geertz, un antropólogo de la Universidad de Princeton, sostenía la importancia del conocimiento local, pero no identificado como étnico. Pues a veces se identifica lo local con una cierta resistencia a la globalización, llevándose el concepto hacia lo étnico. Para mí, igual que para Geertz y otros muchos, lo local no significa lo étnico, pues lo étnico es un cierto enclaustramiento de la realidad.

Lo local está muy identificado con la vida urbana, con la vida sedentaria, del conocimiento autóctono. La autoctonía confiere una cierta autoridad al conocimiento. No se trata de rechazar al que viene de fuera y quiere explicarnos algo, pues esto sería pura xenofobia, al rechazar el conocimiento externo.

Se trata, en cambio, de darles la autoridad a los propietarios del problema: aquellos autóctonos que tienen un conocimiento íntimo de su cultura, y pueden generar un conocimiento local extremadamente fértil.

La descolonización actual del imaginario pasa por conferir esa autoridad a lo local, una autoridad que a veces los centros de conocimiento metropolitano, refiriéndome aquí al gran sistema universitario norteamericano, anglosajón y francés, intentan capitalizar, incluso el discurso crítico. Así, hay veces que el discurso crítico se impone sobre el discurso local, procedente de la autoctonía.

  • Implicaciones en la universidad

Hay quien dice que el mundo es bipolar, que estamos ante una nueva Guerra Fría, y hay opiniones contrapuestas. En mi opinión, en los últimos 40 años, el mundo se ha ido haciendo multipolar, sobre todo desde la caída del telón de acero.

A medida que se ha ido produciendo esta multipolaridad política, ha aumentado la multipolaridad intelectual. Las universidades del mundo, a pesar de los índices de Shanghái y de toda esta bibliometría absurda que nos rodea, han ido equiparándose, de manera que pueden encontrarse equipos de investigadores muy sólidos en cualquier lugar del mundo. Ello tiende a difuminar la jerarquización colegial existente años atrás.

  • ¿Culpan los estudios descoloniales a Europa?

Por supuesto. Ahí está lo sospechoso del asunto, porque es obvio que Europa no es la única culpable del esclavismo. Es decir, Europa fue el primer lugar donde surgieron ligas antiesclavistas, el primer lugar donde se abolió la esclavitud y se obligó a ciertas colonias, como es el caso de Brasil, a que adoptasen métodos antiesclavistas.

Mientras, la esclavitud permanecía en el mundo árabe hasta épocas muy recientes. No podemos olvidar que la crisis del Sahara, por ejemplo, ha devenido hasta el día de hoy, desde que los europeos impidieron el tráfico de esclavos a través del desierto. Una serie de pueblos que se dedicaban al tráfico de esclavos en distintas rutas, se vinieron abajo, y el Sahara no ha podido rehacer, de alguna manera, todo eso.

No puede echarse la culpa a Europa, exclusivamente, de algo en lo que ha participado toda la humanidad. Es cierto que Europa, en el siglo XIX y buena parte del XX, ha sido un conjunto de países que han rivalizado por colonizar distintas partes del mundo, y se han cometido tropelías enormes, como la del Congo Belga o la de Argelia. Todo eso es innegable e injustificable.

Pero no se puede pretender que caiga sobre Europa la culpabilidad de la colonización en el mundo. Hay que recentrar todo, y el llamado eurocentrismo tiene otras muchas matizaciones, porque existe el afrocentrismo, así como muchos otros “centrismos”. Por ese camino llegaríamos a una serie de absurdos.

No obstante, en la actual fase de descolonización estamos todos convocados, ex-colonizados y a los ex-colonizadores. Todos estamos llamados a realizar este análisis. No podemos adoptar una posición de “racializados”, de que solamente hable del tema al que, teóricamente, le afecta o le ha afectado a través de sus antepasados.

El proceso de descolonización precisa de muchas voluntades, no solo de los dominados.

  • Descolonización real del imaginario

Yo creo que hoy, para poder llegar a una descolonización del imaginario, hay que estar en una posición de alerta epistemológica, que nos permita detectar las derivas de orden “raciológico”, es decir, previo al racismo. Esa es una de las ideas fundamentales: el combate contra el racismo.

Ello exige estar siempre alerta. Claude Lévi-Strauss, cuando dio su conferencia en la UNESCO sobre raza y cultura; y raza e historia, dejó claro que no servían para nada los medios pedagógicos, débiles o suaves, pues siempre resurgía lo biológico, el tema de la jerarquía de pueblos. No existe ninguna medicina para esto que se viene dando desde los orígenes de la humanidad, que es excluir a los otros.

Soy muy partidario de las ideas de Albert Camus, el filósofo existencialista francés, que hablaba del mito de Sísifo, de cómo la humanidad está permanentemente subiendo su gruesa piedra, y cuando está a punto de llegar a la cima de la montaña, echa a rodar y tiene que subirla de nuevo. Tenemos que ser conscientes de que estaremos constantemente subiendo la piedra, echándola a rodar y vuelta a subir.

Pero la condición sine qua non de esa alerta epistemológica es la lucidez. Es decir, cuando sintamos que la piedra va a echar a rodar montaña abajo, debemos ofrecer luz para que no se produzcan esos momentos exasperantes de la humanidad, como son esos crímenes que se producen hoy en día en todo el mundo.

Evitar esa pesadilla es el destino final de ese término que Boaventura acuñó y es el de Epistemologías del Sur. Estas deben ser unas epistemologías plurales y con vigilancia. No vamos a llegar nunca a un destino, pero sobre  esa tensión estamos construyendo sociedades democráticas y globalizadas, con todas las contradicciones que tiene un mundo como el nuestro, que está “pariendo” violencia todos los días.

  • Al-Ándalus y la decolonialidad

El capital que tiene al-Ándalus no es solo un capital histórico que enriquece y da fertilidad a la historia española, convirtiéndola en algo singular y único.

Al-Ándalus tiene una enorme poscolonialidad, porque es un modelo ideal, conflictivo, que enriquece los reinos de la época. Esto, en la historia española, se ha visto como una extranjeridad, como una invasión, como un fanatismo. No obstante, hoy en día, hay fanatismos cristianos, igual que los hay hebreos y musulmanes. Esto hay que incorporarlo a la narración histórica española.

Hay una resistencia enorme. En España, donde siempre se ha oscilado entre la maurofilia y la maurofobia, ahora los maurófobos, apoyados por grandes poderes mediáticos de nuestro país, llevan todas las de ganar, con ese discurso que afirma que los andalusíes no eran españoles, los moriscos tampoco, que es la “quinta columna” de Al Qaeda y Daesh…

Al-Ándalus forma parte de la historia española y está inserto en la misma. Además, es un concepto que nos permite realizar política exterior y ser un pueblo mediador.

  • Andalucía: entre Europa y el Mundo Árabe

Yo no diría que Andalucía está más conectada al Mundo Árabe que a Europa. Es que Europa es el Mediterráneo. Si tenemos en consideración que el lugar de nacimiento de Europa es el mundo griego y el latino-romano, aunque el Sacro Imperio Romano Germánico se apropia esta idea posteriormente. Europa central abduce la “europeidad” que emerge del Mediterráneo.

Los fundamentos de Europa están en el mundo Mediterráneo, y cuando digo esto me refiero a un mundo que es “Mare Nostrum”, y que incluye el norte y el sur, el este y el oeste de Europa.

La europeidad de países como España, Grecia, Italia o España ha vivido en permanente contacto con el mundo árabe, desde la Edad Media. Las culturas árabes no son opuestas, sino que son parte de lo mismo. Ahí tenemos, por ejemplo, el reino árabe-normando de Sicilia, que es una mezcla de norte y sur.

Andalucía forma parte de ese mismo complejo. Es una tierra de las más sureñas, pero forma parte de Europa igual que forma parte del hecho Mediterráneo. Es plenamente Europa, igual que lo fue, en su momento, al-Ándalus.

Sí es cierto que en la época contemporánea se ha conseguido alejar el Mediterráneo sur del Mediterráneo norte, se han puesto barreras y se han ido alejando.

Pero también es cierto que Andalucía suscita, como afirmaba Blas Infante en los años 30, una simpatía inmediata, y esa simpatía hace que, al acercarnos al mundo árabe, se equipare al-Ándalus con Andalucía, y ese efecto nos permita hacer mejor política exterior.

Esa cercanía al ideal euro-mediterráneo hace que tenga una ventaja superior a otras regiones para establecer puentes y uniones, pues existe una afinidad emocional que, además, es epidérmica, y no es preciso, pues, racionalizarla.

  • ¿Están las relaciones entre Europa y el mundo árabe basadas en los intereses económicos?

En buena medida, sí, porque desde que surgió la necesidad de las materias primas, especialmente del petróleo, el mundo árabe se relaciona con Europa, y viceversa, a través de un lenguaje casi exclusivamente económico.

Ambos mundos viven realidades distintas, son como el agua y el aceite. Cuando Europa precisa financiación, ya sabe dónde obtenerla. Y cuando al mundo árabe le hace falta cultura, también.

  • Recomendaciones bibliográficas

Yo llamaría a leer a autores que sean sólidos, es decir, que no sean “plumillas” de última hora: ¿Vienen las Primaveras Árabes? Pues dentro de un mes ya tienes un libro sobre el tema en la calle.

Yo creo que la condición sine qua non de las bibliografías es que sean libros enjundiosos, hechos con tiempo, con una analítica en profundidad. De las últimas novedades, podría recomendar Colonial a-Ándalus, de Eric Calderwood (Universidad de Harvard), e Historia de Granada, de los profesores Gabriel Martínez-Gros y Sophie Makariou.

Puedo anunciar que, el próximo septiembre, saldrá una obra que me ha llevado cierto tiempo, la investigación en los archivos franceses. Se trata de una historia del Marruecos colonial que saldrá publicada en la editorial Almuzara, y que abarca de 1894 hasta 1961, cinco años después de la independencia.

Algunos datos biográficos de José Antonio González Alcantud

Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada y Académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España. En la actualidad realiza trabajo de campo en Marruecos, y sostiene el carácter desconstructor y crítico de la Antropología.

Antropólogo e historiador, estudió Historia del Arte y Arqueología en la Universidad de Granada, posteriormente amplió estudios posdoctorales en Francia. 

En 1991 fundó el Centro de Investigaciones Etnológicas “Ángel Ganivet”, que dirigió hasta su desaparición en el 2003. Este centro fue la vanguardia en España de los estudios de Antropología transdisciplinar.

En la actualidad dirige el Observatorio de Prospectiva Cultural de la Universidad de Granada. Entre sus líneas de investigación se encuentran las del exotismo, la antropología política, el patrimonio cultural. Dirige la revista de vanguardia antropológica “Imago Crítica”, y ha sido profesor visitante en numerosas universidades entre las que destacan Harvard y la Escuela de Altos Estudios de París.

Dirige la revista de vanguardia antropológica “Imago Crítica”, y ha sido profesor visitante en numerosas universidades entre las que destacan Harvard y la Escuela de Altos Estudios de París. 

2 julio, 2018 / María de la Cruz - Fundación Euroárabe 

 

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