González Alcantud: Al-Ándalus es parte de nuestra historia y hay que reconocerla como tal.

Entrevistamos al profesor José Antonio González Alcantud sobre "Epistemología del sur y estudios poscoloniales", título del módulo que ha impartido en el Máster de la UGR y la Fundación Euroárabe "El Islam hoy".

Entrevista al profesor José Antonio González Alcantud. Catedrático de Antropologia Social.

Hablamos sobre estudios poscoloniales con el profesor José Antonio González Alcantud, Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada, temática sobre la que han girado las clases que ha impartido en el Máster "El Islam Hoy" en el módulo dedicado a 'Epistemologías del sur y estudios poscoloniales".

Dentro de lo que son los estudios poscoloniales, el profesor González Alcantud ha pretendido "situar un punto de vista particular que no tenga obediencia necesariamente norteamericana. En el Mediterráneo, dice, tenemos elementos suficientes para podernos situar más allá de lo que ha sido la problemática colonial, la dominación colonial. Y esos elementos proceden de nuestras propias tradiciones históricas y especialmente de Al Ándalus".

Para el profesor González Alcantud la gran aportación de los intelectuales españoles a la comunidad internacional sería poner orden en el relato histórico nacional, pues en España existe una narración "muy tensa" cuando hablamos de Al Ándalus, que forma parte de nuestra historia y hay que reconocerla como parte de ella, "mientras el relato histórico nacional no lo reconozca, dice, seguiremos siendo un territorio de confrontación".

Con motivo de sus clases en el Máster, hemos mantenido esta entrevista que ahora os ofrecemos en este espacio del blog de la Fundación Euroárabe y que puedes, si prefieres, ver en el video que te servimos AQUÍ.

  • Buenas tardes profesor. Nos podría hacer un resumen de la materia que ha impartido en este módulo  sobre "Epistemologías del sur y estudios poscoloniales"

Básicamente lo que he pretendido es, dentro de lo que se llaman postcolonial studies o estudios postcoloniales, situar un punto de vista particular que no tenga obediencia necesariamente norteamericana. Digo esto porque los estudios postcoloniales proceden, esencialmente, de Inglaterra, Estados Unidos y Canadá.

Pero creo que nosotros en el Mediterráneo tenemos elementos suficientes para situarnos más allá de lo que ha sido la problemática colonial, de la dominación colonial. Y esos elementos proceden de nuestras propias tradiciones históricas, especialmente de al-Ándalus, en el caso al que nos referimos. Entonces, ¿qué es lo que aporta al-Ándalus a este debate?. Se trata no solamente de una cuestión histórica, que fuese de una forma o de la otra. Aporta un mito que yo he llamado mito bueno, y que es un mito ético que nos permite abordar problemas de nuestro tiempo, tales como son las diferencias culturales, el sistema de buen gobierno, la relación entre fe y razón, etc. Son problemas todos muy actuales.

Dentro de eso hay que hacer notar que al-Ándalus no es un problema (o una cuestión, más que un problema) de España, o ibérica, sino que tiene un amplio recorrido en toda Europa, tanto en el sur de Italia como en relación con la historia francesa. De tal manera que para mí los estudios poscoloniales deben partir hoy día de las problemáticas que hay, especialmente en relación con el Islam. Deben partir de profundizar en el concepto y todo lo que se refiere a la cultura andalusí.

  • ¿Qué aportaciones se pueden hacer desde España a los estudios poscoloniales?

Yo creo que es un punto de vista muy ponderado. ¿Qué quiero decir con esto?. Quiero decir que no se trata de sustituir la retórica anti-colonial de los años 60 con una nueva retórica poscolonial del siglo XXI, que es lo que en mi opinión se produce en la academia norteamericana y latinoamericana.

Al final, es lo mismo. Es decir, es una especie de anti imperialismo cultural que yo entiendo que no es suficiente. Creo que profundizando en conceptos tales como diáspora (aplicado no sólo al mundo judío, sino también al de los andalusíes, que se dispersaron por el mundo), mito bueno, gestión de la memoria, diversidad cultural…, encontramos un punto de vista, yo diría incluso más moderado pero en el fondo más radical que, lo que pretende, es situar el centro del debate en el conocimiento local, y no en las grandes instituciones académicas norteamericanas.

Los poseedores del conocimiento local somos los propietarios del problema. Es decir, tenemos un problema histórico, unos hitos y también los instrumentos para deconstruirlo o interpretarlo. El tema es que yo, como propietario del problema, tengo unos derechos interpretativos que no me pueden explicar desde fuera, porque conozco en intimidad. O, como decía Américo Castro, tengo la vividura de ese problema.

  • En estos momentos existe un auge de los estudios poscoloniales

Claro, tiene que haber, porque el mundo se ha hecho multipolar. Esto en los politólogos siempre hay dos tendencias. Una que piensa que el mundo sigue gestionado por una o dos personas o potencias. Y otra que opina que el mundo se ha hecho más complejo, más multipolar. Entonces, al hacerse más multipolar, ha surgido este debate, se ha globalizado o internacionalizado.

Creo que este debate del poscolonialismo supone la liberación del conocimiento. Es decir, el conocimiento ya no es gestionado solamente en unos centros de poder interpretativos académicos, en las universidades más prestigiosas, o en los lugares de producción del discurso, sino que ha estallado; y en muchos lugares hay investigadores, grupos y laboratorios que están al mismo nivel que las universidades madre.

Esto le da una singularidad al mundo contemporáneo, y una inestabilidad. Entonces, hay que organizar el debate. Es un debate de nuestro tiempo, muy serio, y la comunidad internacional de los académicos y los intelectuales, está relacionada con las nuevas redes de comunicación y nos permite generar un nuevo conocimiento. Por eso, ese conocimiento es multipolar.

Además, en el contexto político actual viene a equilibrar las tendencias disipativas. Es decir, las tendencias más agresivas y que tienden al maniqueísmo, al que o todo es blanco o todo es negro. Por lo tanto estamos abocados a un conflicto de civilización, como afirmaron las tesis de Huntington, en su momento.

El debate poscolonial es un debate que sitúa, arrincona y pone en su sitio, la teoría del choque de civilizaciones que, aunque desgraciadamente se esté cumpliendo en muchos lugares, nosotros tenemos la obligación moral, ética y política de combatirlo.

  • ¿Cuáles son las influencias de los intelectuales y las universidades españolas en este tema?

En Estados Unidos prevalece  el espíritu del faculty club, es decir, el club de las facultades. Al final, hay un reparto de papeles, y a veces se les escapa el conocimiento local. Pero la responsabilidad de los intelectuales españoles, dentro de esa línea general de posicionarse contra la radicalidad del tiempo contemporáneo, yo creo que tienen una responsabilidad propia, con su propia historia nacional.

La gran aportación de los intelectuales españoles sería poner orden en nuestro relato histórico. Poniendo orden en nuestro relato histórico hacemos un gran favor a la comunidad internacional. No cabe duda de que la historia de España tiene una narración muy tensa. Es decir, siempre que surge el tema de al-Ándalus, hay los que lo niegan y piensan que no ha tenido importancia, que fue una invasión, algo ajeno a la cultura española. Sin embargo, yo creo que nuestra función, corroborada por los datos, es que al-Ándalus fue una versión típicamente española. Hay una españolidad del tema de al-Ándalus. Por lo tanto, no son extranjeros, ni se ha producido una invasión.

Esto, tan sencillo de explicar, sigue siendo negado por una serie de personas, que agitan las aguas. Lo que ocurre es que el pueblo español no está por la labor. De hecho, España es el pueblo europeo que tiene la menor islamofobia, en comparación con lo que ocurre en Francia, Alemania o Gran Bretaña. Pero hay gente que “intenta incendiar el campo”. La función que hacemos, intentando evitar ese incendio gratuito, sin echar gasolina a la hoguera, es una labor sumamente trascendente.

Al-Ándalus forma parte de nuestra historia, y hay que reconocerlo como parte de nuestra historia. Mientras el relato histórico nacional consensuado no lo reconozca, seguiremos siendo un territorio de confrontación. 

  • ¿Qué referencias en materia de estudios poscoloniales nos podría dar?

En Estados Unidos y en Inglaterra, la corriente hindú fue la que inició esto, en los departamentos de literatura, a través del criticismo literario. ¿Por qué surgió en un mundo como el hindú que no tiene, en principio, que ver con el Islam? Porque ellos se enfrentaban a problemas cotidianos de orden lingüístico: no hablaban inglés, sino una especie de creole, y pedían el derecho a expresarse en un inglés “mal hablado o expresado” lingüística o sintácticamente. Ahí empezó a defenderse que la lengua estaba colonizada, que ellos no podían hablar en britishenglish, y había un bloqueo. Eso lo demandaban los departamentos de literatura.

A partir de ahí, los padres fundadores del movimiento son muy importantes de leer para entender qué quería decir el poscolonialismo en sus orígenes, para saber que era una contestación a lo que llamaríamos el racismo lingüístico. A partir de ahí, ha habido un gran desarrollo, por ejemplo en América Latina.

Yo diría que, de las grandes figuras del poscolonialismo, me quedo con Homi K. Bhabha y Edward Said. Serían las dos grandes referencias.

  • ¿Y cuáles serían los referentes académicos en España?

Todavía en España el debate no ha penetrado mucho. Sí que Grosfoguel, Boaventura…, van haciendo su núcleo, aunque yo tengo mis diferencias interpretativas, sobre todo en lo que se refiere a América Latina, bastante considerables. Pero van haciendo ambiente en este asunto. Y va teniendo recepción: jóvenes investigadores, jóvenes estudiantes…

Ahora bien, académicos hay muy pocos todavía. El debate no se ha articulado bien. De hecho los únicos libros “vivos” son una tetralogía que publicó la Editorial Anthropos, en la que yo mismo participé con un artículo del poscolonialismo en el mundo árabe, que ha sido hecha desde Estados Unidos. Es decir, por unas autoras que trabajan en universidades norteamericanas, aunque son españolas.

Al final, el debate nos vuelve otra vez, como pasaba en los años 60, cuando se traducía a los estructuralistas en México a través de Estados Unidos. Todavía nos falta esa producción propia, que creo que se va a producir finalmente, pero que va con cierta lentitud. El debate aquí no está articulado todavía.

JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ ALCANTUD

Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada y Académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España. En la actualidad realiza trabajo de campo en Marruecos, y sostiene el carácter desconstructor y crítico de la Antropología.

Antropólogo e historiador, estudió Historia del Arte y Arqueología en la Universidad de Granada, posteriormente amplió estudios posdoctorales en Francia. 

En 1991 fundó el Centro de Investigaciones Etnológicas “Ángel Ganivet”, que dirigió hasta su desaparición en el 2003. Este centro fue la vanguardia en España de los estudios de Antropología transdisciplinar.

En la actualidad dirige el Observatorio de Prospectiva Cultural de la Universidad de Granada. Entre sus líneas de investigación se encuentran las del exotismo, la antropología política, el patrimonio cultural. Dirige la revista de vanguardia antropológica “Imago Crítica”, y ha sido profesor visitante en numerosas universidades entre las que destacan Harvard y la Escuela de Altos Estudios de París.

2 octubre, 2017 / LFP - Fundación Euroárabe

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